Una nueva cepa de trigo ofrece esperanza a quienes padecen enfermedad celíaca

Investigadores de la Universidad de California en Davis han editado genéticamente el trigo para reducir las proteínas de gluten dañinas para las personas con enfermedad celíaca, lo que podría revolucionar las opciones alimentarias para millones de personas afectadas en todo el mundo.

Científicos de la Universidad de California en Davis han logrado un avance significativo en la genética del trigo, eliminando con éxito un grupo de genes responsables de producir proteínas de gluten que desencadenan reacciones inmunes en personas con enfermedad celíaca.

Esta investigación transformadora, publicado En Genética Teórica y Aplicada, podrían proporcionar opciones alimentarias más seguras para aquellos afectados por el trastorno autoinmune, ofreciendo nuevas esperanzas y posibles mejoras en la calidad del trigo.

El trigo, un alimento básico mundial y fuente crucial de calorías, carbohidratos y proteínas, debe gran parte de sus propiedades para hornear a las proteínas del gluten. Si bien estas proteínas garantizan la textura y elasticidad del pan y la pasta, también pueden causar reacciones autoinmunes debilitantes en personas con enfermedad celíaca, una afección que se diagnostica cada vez con más frecuencia en todo el mundo.

“Las proteínas de gluten que eliminamos son las que desencadenan la respuesta más fuerte en personas con enfermedad celíaca, y su eliminación puede reducir el riesgo de desencadenar la enfermedad en personas sin enfermedad celíaca”, dijo en un comunicado de prensa la autora principal, Maria Rottersman, estudiante de doctorado en biología vegetal que trabaja en el laboratorio del genetista de trigo Jorge Dubcovsky.

El enfoque innovador del equipo de investigación implicó usar radiación gamma para atacar específicamente y eliminar las alfa-gliadinas (las proteínas más responsables de las reacciones graves en los pacientes celíacos) sin disminuir las cualidades esenciales del trigo necesarias para hornear.

“El trigo es un cultivo básico y muchas personas dependen de él para obtener calorías”, añadió Rottersman. “Se convierte en una barrera cuando las personas no pueden consumir trigo de forma segura. Las alfa-gliadinas son definitivamente candidatas a ser eliminadas para intentar crear un trigo menos alergénico”.

Este descubrimiento es particularmente convincente ya que el equipo logró producir nuevas variedades de semillas de trigo que no sólo cumplieron sino que en algunos casos superaron los estándares de calidad del trigo tradicional.

Las evaluaciones de calidad, realizadas en el laboratorio de calidad de la Comisión de Trigo de California, encontraron una mejora en la calidad de la harina en ciertos casos, lo que indica un potencial significativo para una adopción generalizada.

“Lo emocionante que descubrimos es que, en algunos casos, la calidad de la harina producida con este trigo ha mejorado”, añadió Rottersman. “Los productores no solo pueden cultivarlo, sino que también pueden esperar un producto de mayor calidad, lo que creo que es un gran incentivo para que la gente adopte esta variedad ampliamente”.

Estas innovadoras semillas de trigo también se han depositado en la Red de Información de Recursos de Germoplasma (GRIN) para su amplia accesibilidad, fomentando así una mayor investigación y cultivo.

Los panaderos artesanales, las operaciones de la granja a la mesa y los molineros ya han mostrado un gran interés en estas nuevas variedades, que no requieren métodos especiales de plantación o manejo y son particularmente adecuadas para el cultivo en California.

“Anteriormente se asumía que la eliminación de gliadinas tendría un efecto negativo en la calidad de la panificación”, añadió Dubcovsky. “Nuestro estudio demuestra que esto no siempre es así y que podemos reducir la alergenicidad del trigo y, al mismo tiempo, mejorar la calidad”.

La investigación fue apoyada por varias organizaciones, incluida la Fundación para la Enfermedad Celíaca, el Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura del USDA, el Instituto Médico Howard Hughes y la Fundación para la Investigación de Alimentos y Agricultura.

Fuente: Universidad de California, Davis