Un nuevo estudio vincula los alimentos ultraprocesados ​​con mayores riesgos para la salud

Un nuevo estudio advierte que comer alimentos ultraprocesados, como bebidas azucaradas y snacks envasados, puede aumentar significativamente el riesgo de diversos problemas de salud, entre ellos hipertensión, cáncer y mortalidad.

El consumo de alimentos ultraprocesados, incluidas las bebidas azucaradas, las patatas fritas y las galletas envasadas, puede afectar drásticamente la salud, según una investigación que se presentará en el ACC Asia 2025 junto con la 36.ª Reunión Científica Anual de SCS El estudio vincula estos alimentos con diversos efectos adversos para la salud, como hipertensión, enfermedades cardíacas, cáncer, problemas digestivos e incluso un aumento de la mortalidad.

“Los alimentos ultraprocesados ​​se caracterizan por su alto contenido de azúcar, sal y otros componentes no nutritivos, presentando una baja densidad nutricional pero un alto contenido calórico”, declaró en un comunicado de prensa el Dr. Xiao Liu, del departamento de cardiología del Hospital Conmemorativo Sun Yat-sen de la Universidad Sun Yat-sen en Cantón, China. “Estos productos pueden contribuir a consecuencias adversas para la salud a través de múltiples mecanismos, entre ellos, la desregulación de los perfiles lipídicos en sangre, alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, el fomento de la obesidad, la inducción de inflamación sistémica, la exacerbación del estrés oxidativo y el deterioro de la sensibilidad a la insulina”.

La revisión sistemática incluyó datos de 41 estudios de cohorte prospectivos en América, Europa, Asia y Oceanía, que involucraron a más de 8 millones de adultos, de los cuales el 30.8% eran hombres y el 69.2% eran mujeres.

La ingesta de alimentos ultraprocesados ​​por parte de los participantes se relacionó con diversos problemas de salud, y los riesgos aumentaban con cada 100 gramos consumidos diariamente.

En concreto, cada 100 gramos adicionales al día se asociaron con un riesgo 14.5% mayor de hipertensión, un riesgo 5.9% mayor de eventos cardiovasculares, un riesgo 1.2% mayor de cáncer, un riesgo 19.5% mayor de enfermedades digestivas y un aumento del 2.6% en la mortalidad por todas las causas.

Los investigadores utilizaron el sistema de clasificación de alimentos Nova para definir los alimentos ultraprocesados, que son productos fabricados industrialmente derivados de alimentos naturales que se someten a un procesamiento extenso y contienen cantidades significativas de aditivos como conservantes, colorantes y potenciadores del sabor.

Los profesionales sanitarios deben explicar claramente que los alimentos ultraprocesados ​​suelen tener un alto contenido de azúcares añadidos, sodio y grasas no saludables, a la vez que son bajos en fibra, vitaminas esenciales y otros nutrientes protectores. Este desequilibrio nutricional contribuye a una amplia gama de consecuencias adversas para la salud —añadió Liu—. La evidencia reciente sugiere una relación dosis-respuesta entre el consumo de alimentos ultraprocesados ​​y consecuencias negativas para la salud; es decir, cuantos más alimentos ultraprocesados ​​se consumen, mayor es el riesgo para la salud. Por lo tanto, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, incluso moderadamente, puede ofrecer beneficios mensurables para la salud.

Los hallazgos resaltan la necesidad de cambios en las políticas para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados. Las recomendaciones incluyen regulaciones más estrictas sobre el etiquetado de alimentos y la exigencia de que los fabricantes revelen todos los aditivos presentes en sus productos. También se anima a los profesionales sanitarios a recomendar a los pacientes que sustituyan gradualmente los alimentos ultraprocesados ​​por alternativas más nutritivas y mínimamente procesadas.

Si bien existen limitaciones en cuanto a la generalización de los hallazgos debido a las diversas definiciones de alimentos ultraprocesados, Liu enfatizó que los beneficios para la salud están vinculados a los alimentos integrales y a los patrones de alimentación saludables, como la dieta mediterránea o la dieta DASH. Se necesitan más estudios de alta calidad para profundizar en este tema.

Fuente: American College of Cardiology