En un avance significativo, investigadores de la Universidad de Gotemburgo han descubierto células cerebrales específicas que median los efectos de la semaglutida en la pérdida de peso, minimizando al mismo tiempo los efectos secundarios. Esto podría conducir a mejores tratamientos contra la obesidad.
En un estudio pionero, científicos de la Universidad de Gotemburgo han identificado un grupo específico de células nerviosas en el tronco encefálico que controlan el apetito y los efectos de la semaglutida en la pérdida de peso, un fármaco ampliamente utilizado para la obesidad y la diabetes tipo 2. Este descubrimiento podría marcar el comienzo de una nueva era en el tratamiento de la obesidad al minimizar los efectos secundarios del fármaco, como las náuseas.
Los investigadores se propusieron comprender cómo la semaglutida afecta el cerebro. La semaglutida pertenece a una clase de fármacos llamados agonistas del receptor de GLP-1 (GLP-XNUMXR), conocidos por reducir eficazmente la ingesta de alimentos y el peso corporal, pero que a menudo causan efectos secundarios indeseables.
Esto sugiere que estas células nerviosas controlan los efectos beneficiosos de la semaglutida. Por lo tanto, hemos identificado un grupo específico de células nerviosas necesario para los efectos que la semaglutida tiene sobre el peso y el apetito, pero que no parece contribuir significativamente a efectos secundarios como las náuseas. Si logramos dirigir el tratamiento a estas células, podríamos mantener los efectos positivos y, al mismo tiempo, reducir los efectos secundarios, declaró en un comunicado de prensa la primera autora, Júlia Teixidor-Deulofeu, estudiante de doctorado de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo.
Publicado En la revista Cell Metabolism, el estudio reveló que las células nerviosas objetivo están ubicadas en el complejo vagal dorsal del cerebro.
Los investigadores pudieron rastrear qué células nerviosas fueron activadas por el fármaco realizando experimentos en ratones, lo que los llevó al descubrimiento de que simular la activación de estas células (sin administrar el fármaco en sí) podría inducir efectos similares de reducción de la ingesta de alimentos y pérdida de peso.
La semaglutida y otros agonistas del receptor de GLP-1 se prescriben cada vez a más personas y también se investigan para otras posibles indicaciones, como los trastornos por consumo de sustancias y las enfermedades neurodegenerativas. Es importante comprender cómo funcionan realmente estos fármacos. Cuanto mejor lo comprendamos, mayor será nuestra oportunidad de mejorarlos», añadió la autora correspondiente, Linda Engström Ruud, investigadora que supervisó a Teixidor-Deulofeu, y el coautor Sebastian Blid Sköldheden, estudiante de doctorado.
Este nuevo conocimiento no solo abre la puerta a tratamientos contra la obesidad potencialmente más efectivos y tolerables, sino que también enriquece el conocimiento de la comunidad científica sobre cómo el tronco encefálico regula el equilibrio energético. Al actuar sobre las células nerviosas beneficiosas y evitar las que causan efectos secundarios, los futuros fármacos podrían ofrecer una calidad de vida significativamente mejorada a los pacientes que luchan contra la obesidad y los trastornos metabólicos relacionados.
Fuente: Universidad de Gotemburgo