Un nuevo estudio revela que la fuerza de agarre está relacionada con la función cerebral en la psicosis temprana, lo que sugiere nuevas vías de tratamiento y ofrece un poderoso biomarcador para la enfermedad.
La psicosis, a menudo caracterizada por delirios y alucinaciones, podría tener un origen más sutil que los investigadores están empezando a comprender. Investigadores de la Universidad de Indiana y el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt han logrado un avance significativo al estudiar un aspecto poco conocido: la fuerza de agarre.
En un estudio histórico publicado El 25 de junio, en el American Journal of Psychiatry, los investigadores profundizan en cómo las habilidades motoras como la fuerza de agarre ofrecen información crucial sobre la psicosis.
“La falta de fuerza de agarre se ha asociado con muchos resultados negativos en diversas personas: menor bienestar, mayor riesgo de mortalidad, mal funcionamiento diario y mala calidad de vida. La fuerza de agarre parece indicar que las cosas no van bien”, declaró en un comunicado de prensa la autora principal, Alexandra Moussa-Tooks, profesora adjunta del Departamento de Ciencias Psicológicas y Neurológicas de la Universidad de Indiana. “Sin embargo, no se ha estudiado a fondo en relación con la función cerebral ni la psicosis temprana. Nuestro estudio analiza cómo la fuerza de agarre puede ser un indicador importante de la salud cerebral y psicológica en la psicosis temprana”.
La investigación marca la primera vez que los científicos vinculan la fuerza de agarre y el bienestar general con patrones compartidos de conectividad cerebral.
Sugiere que las deficiencias en estas áreas podrían reflejar alteraciones en la conectividad funcional en reposo, una medida crucial del funcionamiento de la red cerebral. Este descubrimiento podría ser crucial para comprender la psicosis.
El estudio analizó datos del Proyecto Conectoma Humano para la Psicosis Temprana, realizado entre 2016 y 2020, que incluyó a 89 personas en los primeros cinco años de enfermedad psicótica y 51 controles sanos.
Los hallazgos revelaron que quienes presentaban psicosis temprana presentaban puntuaciones más bajas de fuerza de agarre y bienestar en comparación con el grupo control. Estas variables se relacionaron con tres regiones cerebrales: la corteza cingulada anterior, la corteza sensoriomotora y el cerebelo, todas ellas vinculadas a la red neuronal por defecto.
Una mayor fuerza de agarre y un mejor bienestar se asociaron con una conectividad más fuerte entre estas regiones y la red neuronal por defecto.
"Nuestros hallazgos son particularmente emocionantes porque identifican posibles objetivos cerebrales para nuevos tratamientos para la psicosis", agregó la primera autora Heather Burrell Ward, profesora adjunta de psiquiatría y ciencias del comportamiento en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt.
Se podrían utilizar técnicas como la estimulación magnética transcraneal (EMT) para mejorar la conectividad dentro de la red neuronal por defecto, y los ejercicios de entrenamiento motor podrían aumentar la fuerza de la red cerebral indirectamente.
Moussa-Tooks destacó las ventajas prácticas.
“La fuerza de agarre y otras funciones motoras se evalúan fácilmente y son más fáciles de interpretar que las tareas complejas que suelen emplearse para estudiar la psicosis”, afirmó. “Nuestro trabajo demuestra que estas métricas, aparentemente sencillas, pueden ayudarnos a comprender las alteraciones no solo en el sistema motor, sino también en los complejos sistemas cerebrales que dan lugar a los complejos síntomas que observamos en la psicosis”.
Haciendo una analogía, explicó: «Si la psicosis es como una casa en llamas, síntomas como los delirios y las alucinaciones son el humo. En un incendio, no se ataca el humo, sino el fuego y su origen. Sin embargo, actualmente, no es así como abordamos el tratamiento de la psicosis. Las alteraciones motoras nos ayudan a identificar mejor dónde se originó y propagó el incendio. Son más fundamentales, ya que son más fáciles de vincular con diferentes alteraciones cerebrales».
Con estos hallazgos, los investigadores se acercan a la identificación de las raíces de la psicosis, trazando nuevas vías para comprender y tratar este esquivo trastorno. Al vincular la función motora con la salud mental, destacan el potencial de la fuerza de agarre como un potente biomarcador y una diana para tratamientos innovadores.
Fuente: La Universidad de Indiana