Un nuevo estudio revela verdades sorprendentes sobre la presión social y la autoridad

Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Ohio revela que las personas sobreestiman su capacidad para resistir las presiones sociales y acatar órdenes inmorales o ilegales. Comprender estas dinámicas es crucial para salvaguardar los valores personales en situaciones difíciles.

Una nueva investigación revela que las personas sobreestiman enormemente su capacidad para resistir la presión social, lo que plantea importantes implicaciones para comprender el comportamiento humano bajo autoridad. Según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio, las personas creen que desafiarían órdenes inmorales o ilegales con mayor facilidad que otros, una suposición que puede dejarlas vulnerables en situaciones de la vida real.

El autor principal, Philip Mazzocco, profesor asociado de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, destaca el poder de las presiones sociales.

“Las presiones sociales son mucho más poderosas e impactantes de lo que creemos”, declaró Mazzocco en un comunicado de prensa. “Si caes bajo el influjo de estas presiones, podrías terminar adoptando un comportamiento incompatible con tus valores y moral”.

El estudio, publicado en la revista Current Psychology, se basa en el contexto histórico del experimento de Milgram, un estudio seminal de los años 1960 que mostró la disposición de las personas a administrar lo que pensaban que eran descargas eléctricas dolorosas y a veces letales a otros cuando una figura de autoridad lo solicitaba.

A los participantes del estudio de la Universidad Estatal de Ohio se les pidió que predijeran su comportamiento en un escenario similar y se les presentó información completa o ninguna sobre los hallazgos de Milgram.

Curiosamente, independientemente de si se les informó sobre los resultados de Milgram, las personas subestimaron sistemáticamente su propia probabilidad de cumplir plenamente con las exigencias de la autoridad.

“Simplemente leer sobre una situación no es suficiente, ya que hacerlo no internaliza realmente el hecho de que todos somos realmente susceptibles a estas presiones”, agregó Mazzocco.

La nueva investigación involucró a más de 400 adultos que leyeron relatos en primera persona del estudio de choque y se les pidió que estimaran su propia obediencia y la de la persona promedio. Sus respuestas revelaron una marcada diferencia entre la autopercepción y la realidad, lo que pone de relieve lo que se conoce como el "efecto superior al promedio".

Cabe destacar que los participantes estimaron que dejarían de administrar descargas mucho antes de lo que la persona promedio imaginaba, a pesar de que los datos históricos sugieren lo contrario.

Por ejemplo, en una escala de 1 (menos obediente) a 31 (más obediente), la mayoría creía que dejaría de fumar alrededor del nivel 7, mientras que pensaba que la persona promedio continuaría alrededor del nivel 12.

Uno de los predictores significativos de la obediencia, detectado mediante evaluaciones de personalidad, fue la escrupulosidad, la tendencia a seguir reglas y normas. Este rasgo incrementó la probabilidad de que los individuos obedecieran a la autoridad en el contexto experimental.

“Estudios como estos son relevantes para la sociedad porque si todos asumimos que somos tan resistentes a la obediencia, no vamos a inmunizarnos contra las figuras de autoridad que quieren aprovecharse de nosotros”, agregó Mazzocco.

El estudio ofrece valiosas lecciones: la concienciación y la preparación pueden ayudar a las personas a afrontar las presiones sociales con mayor eficacia. Las estrategias pueden incluir evitar entornos donde dichas presiones sean intensas y desarrollar estrategias de salida para situaciones potencialmente negativas. Cultivar la curiosidad también puede ser una herramienta práctica para mantenerse fiel a los propios valores, según Mazzocco.

Fuente: La Universidad del Estado de Ohio