Un nuevo estudio de la Universidad de Edimburgo revela que las personas autistas se comunican tan eficazmente como las personas no autistas, lo que proporciona evidencia para combatir los estereotipos y avanzar en la comprensión de diversos estilos de comunicación.
Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Edimburgo ha revelado que las personas autistas se comunican tan eficazmente como las personas no autistas, desafiando estereotipos profundamente arraigados y ofreciendo nuevas perspectivas sobre la comunicación autista.
Publicado En la revista Nature Human Behaviour, la investigación involucró a 311 participantes divididos en grupos de individuos autistas, no autistas y mixtos.
Los participantes realizaron una tarea de narración diseñada para probar qué tan bien podían transmitir y recordar información.
El estudio no encontró diferencias significativas en la efectividad de la comunicación entre los grupos.
Catherine Crompton, investigadora principal del Centro de Ciencias Clínicas del Cerebro de la Universidad de Edimburgo, explicó la importancia de estos hallazgos.
El autismo se ha asociado a menudo con dificultades sociales, tanto en el lenguaje común como en criterios clínicos. Los investigadores han dedicado mucho tiempo a intentar corregir la comunicación autista, pero este estudio demuestra que, a pesar de que las personas autistas y no autistas se comunican de forma diferente, el éxito es igual de evidente —afirmó en un comunicado de prensa—. Dado que las oportunidades para las personas autistas suelen verse limitadas por conceptos erróneos y malentendidos, esta nueva investigación podría abrir camino para cerrar la brecha comunicativa y crear espacios más inclusivos para todos.
El estudio desmiente la percepción de que las personas autistas tienen dificultades inherentes con las interacciones sociales. En cambio, destaca que las diferencias de comunicación entre personas autistas y no autistas son solo eso: diferencias, no deficiencias.
Después de la tarea de contar historias, los participantes también calificaron su disfrute de interactuar entre ellos.
Los investigadores observaron que los participantes no autistas preferían las interacciones con otros individuos no autistas, mientras que los participantes autistas preferían las interacciones con otras personas autistas.
Esta preferencia probablemente se deriva de los distintos estilos de comunicación inherentes a cada grupo. Los resultados subrayan que las dificultades sociales, a menudo asociadas con el autismo, podrían surgir de estilos de comunicación dispares, más que de una falta de capacidad.
Esta nueva evidencia refuerza los hallazgos previos de un estudio más pequeño realizado por el equipo y aboga por reconocer la comunicación autista como una variación en lugar de una deficiencia.
Al reducir el estigma y promover la comprensión mutua, estos hallazgos podrían allanar el camino para prácticas y entornos más inclusivos.
El estudio, financiado por la Templeton World Charity Foundation, fue coescrito por investigadores de la Universidad de Texas en Dallas, la Universidad de Nottingham y la Universidad de Glasgow.
Fuente: Universidad de Edimburgo