Investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología han revelado nuevos hallazgos sobre cómo la falta de sueño agrava las migrañas. El estudio arroja luz sobre la respuesta del cerebro al dolor en personas con falta de sueño que padecen esta afección debilitante.
Por primera vez, científicos han explorado la intrincada relación entre la privación del sueño y las migrañas, descubriendo hallazgos significativos que podrían definir futuros tratamientos. Dirigida por Petter Moe Omland, médico e investigador postdoctoral de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), esta investigación profundiza en cómo la falta de sueño afecta la respuesta cerebral al dolor en personas con migraña.
La migraña, caracterizada por fuertes dolores de cabeza, sensibilidad a la luz, náuseas y vómitos, afecta aproximadamente al 15% de la población noruega, lo que refleja las estadísticas mundiales.
Esta condición prevalente es la principal causa de discapacidad entre personas de 16 a 50 años, lo que afecta la educación, las carreras y la calidad de vida.
Estos son años importantes en la vida, tanto para la escuela como para la educación superior y la carrera profesional. Las migrañas son una gran carga tanto para el individuo como para la sociedad. Muchas personas que sufren migraña pasan mucho tiempo fuera del trabajo. Este es un trastorno muy común que necesitamos comprender mejor para poder brindar un mejor tratamiento, declaró Omland en un comunicado de prensa.
El estudio, publicado En la revista Cephalalgia, se arroja luz sobre el vínculo, sospechado desde hace tiempo, entre el sueño y la migraña.
“Es bien sabido que el sueño puede aliviar las migrañas, los ataques de migraña pueden comenzar durante o después del sueño, y muchas personas con migraña dicen que la alteración del sueño desencadena los ataques”, añadió Omland.
Los participantes, entre los que había pacientes con migraña y sujetos de control sanos, estuvieron sometidos a un sueño normal y reducido durante diferentes días.
Se les examinó dos veces en días diferentes, tras un sueño normal o reducido. Se monitoreó la calidad del sueño mediante diarios de sueño y medidores electrónicos.
Durante los exámenes, usaron gorras equipadas con electrodos EEG para monitorear la actividad cerebral en respuesta al dolor inducido por láser y estimulación eléctrica.
Este método permitió a los investigadores medir la actividad cerebral y examinar el procesamiento de las señales de dolor después de la privación del sueño.
La investigación reveló que la corteza cerebral de quienes padecen migraña reacciona de forma diferente al dolor tras la privación del sueño, en comparación con quienes no la padecen. Este descubrimiento aporta una pieza clave al complejo rompecabezas de la comprensión de los desencadenantes y el manejo de la migraña.
Sorprendentemente, los hallazgos sugieren que la falta de sueño disminuye la capacidad del cerebro para mitigar las señales de dolor en quienes padecen migraña.
“Los mecanismos que supuestamente reducen el dolor no funcionan tan bien en personas sin migrañas. El dolor no se atenúa tanto como en personas sanas”, añadió Omland.