Un nuevo estudio desafía las narrativas tradicionales sobre la transición de la humanidad de la caza a la agricultura.

Un nuevo estudio ha revolucionado nuestra comprensión de la transición de las sociedades humanas primitivas de la caza a la agricultura, destacando el papel crucial de las interacciones humanas sobre los factores ambientales. Esta investigación aporta nuevas perspectivas sobre uno de los cambios más significativos de la historia.

Un nuevo estudio publicado El artículo publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) el 31 de marzo está cambiando nuestra perspectiva sobre la transición de la humanidad de la caza y la recolección a la agricultura sedentaria, uno de los cambios más cruciales de nuestra historia. La investigación, realizada por un equipo de la Universidad de Bath, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, la Universidad de Cambridge, el University College de Londres y la Universitat de València, sostiene que las interacciones humanas desempeñaron un papel más crucial en esta transición de lo que se creía.

Durante siglos, los académicos han especulado que el cambio de la humanidad de un estilo de vida de cazadores-recolectores, que duró cientos de miles de años, a uno basado en la agricultura hace unos 12,000 años, fue impulsado principalmente por cambios ambientales como el calentamiento climático, el aumento de las precipitaciones o el desarrollo de valles fluviales fértiles.

Sin embargo, este nuevo estudio desafía estos puntos de vista tradicionales al enfatizar la importancia de los factores demográficos, específicamente las interacciones entre los primeros agricultores y los cazadores-recolectores.

El equipo de investigación aplicó un enfoque novedoso, utilizando un modelo matemático inicialmente pensado para estudiar la dinámica depredador-presa, para analizar cómo las primeras sociedades agrícolas influyeron y coexistieron con los grupos de cazadores-recolectores.

Este modelo sugiere que, en lugar de ser receptores pasivos de los cambios ambientales, los primeros humanos influyeron activamente en el cambio a través de la migración, la competencia y el intercambio cultural.

“Nuestro estudio ofrece una nueva perspectiva sobre las sociedades prehistóricas”, declaró en un comunicado de prensa el coautor Javier Rivas, profesor titular del Departamento de Economía de la Universidad de Bath. “Al ajustar estadísticamente nuestro modelo teórico de depredador-presa a la dinámica poblacional observada, inferida a partir de dataciones de radiocarbono, exploramos cómo el crecimiento poblacional moldeó la historia y descubrimos patrones interesantes, como la forma en que la expansión de la agricultura, ya sea por tierra o por mar, influyó en las interacciones entre diferentes grupos. Más importante aún, nuestro modelo también destaca el papel de la migración y la mezcla cultural en el auge de la agricultura”.

Los hallazgos del estudio aportan una nueva comprensión de este período crítico, sugiriendo que los primeros humanos no solo se adaptaban a su entorno, sino que también moldeaban activamente su destino mediante las interacciones sociales. Esto plantea una nueva perspectiva, que enfatiza la capacidad de acción de las primeras sociedades humanas en uno de los cambios más decisivos de la historia de la humanidad.

La investigación fue financiada por el Consejo Europeo de Investigación, y el equipo planea perfeccionar aún más su modelo, incorporando más detalles y ampliando sus estudios a regiones más amplias. Aspiran a que estos métodos proporcionen una comprensión más profunda de otros momentos históricos cruciales, no solo de la transición a la agricultura.

“Esperamos que los métodos que hemos desarrollado eventualmente se conviertan en una herramienta estándar para comprender cómo interactuaron las poblaciones en el pasado, ofreciendo una nueva perspectiva sobre otros momentos clave de la historia, no solo la transición a la agricultura”, agregó Rivas.

Este enfoque innovador promete no sólo profundizar nuestra comprensión de las sociedades humanas antiguas, sino también reformular la narrativa de la historia humana, dando crédito a los procesos sociales dinámicos e interrelacionados que han impulsado el progreso humano.

Fuente: Universidad de Bath