Investigadores del MIT han descubierto conocimientos cruciales sobre la dinámica de las bacterias faciales, revelando oportunidades para aprovechar los probióticos para la prevención del acné, especialmente durante los primeros años de la adolescencia.
En un estudio pionero, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han revelado dinámicas cruciales en las interacciones de las poblaciones bacterianas que habitan en nuestro rostro, las cuales desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del acné y el eccema. El conocimiento detallado de estas interacciones microbianas podría allanar el camino para tratamientos innovadores dirigidos al acné y otras afecciones cutáneas, con especial énfasis en el potencial de los probióticos.
La autora principal Tami Lieberman, profesora asociada de ingeniería civil y ambiental en el MIT, enfatizó la importancia del hallazgo.
Descubrimos que existen dinámicas sorprendentes, y estas dinámicas nos brindan información sobre cómo diseñar una terapia probiótica. Si tuviéramos una cepa que supiéramos que puede prevenir el acné, estos resultados sugerirían que deberíamos asegurarnos de aplicarla en las primeras etapas de la transición a la edad adulta, para que realmente se injerten, declaró en un comunicado de prensa.
Los investigadores descubrieron que nuevas cepas de Cutibacterium acnes (C. acnes), implicadas en el desarrollo del acné, se adquieren principalmente durante los primeros años de la adolescencia.
Tras esto, las poblaciones bacterianas se estabilizan significativamente, lo que sugiere un período estrecho pero crucial para una intervención eficaz con tratamientos probióticos. La etapa de transición de la adolescencia, marcada por cambios hormonales y una mayor producción de grasa en la piel, presenta un momento óptimo para la introducción de bacterias beneficiosas.
Jacob Baker, ex estudiante postdoctoral del MIT que ahora es director científico de Taxa Technologies, es el autor principal del estudio. publicado en el último número de Cell Host & Microbe.
La dinámica microbiana al descubierto
Aunque C. acnes Aunque se ha asociado durante mucho tiempo con el acné, las razones precisas por las que desencadena la afección en algunas personas, pero no en otras, siguen sin estar claras. Podría deberse a diferencias en las cepas bacterianas o a la respuesta del sistema inmunitario de cada individuo. Cepas probióticas de C. acnes Están disponibles y se cree que ayudan a prevenir el acné, aunque su eficacia no ha sido probada definitivamente.
El estudio se centró en dos bacterias predominantes en la cara: C. acnes y Staphylococcus epidermidis (S. epidermidis). Estas especies existen en varias cepas que se diferencian por pequeñas mutaciones genéticas.
El equipo de investigación empleó técnicas avanzadas de secuenciación para medir con precisión esta diversidad y rastrear los cambios a lo largo del tiempo. Analizaron muestras del microbioma de niños y padres para comprender cómo evolucionan los linajes bacterianos y cómo se transfieren entre contactos cercanos.
Los resultados revelaron una notable estabilidad en la composición de C. acnes poblaciones a lo largo del tiempo, sino que también demostró que los primeros años de la adolescencia son un período propicio para la introducción de nuevos linajes. Este conocimiento podría optimizar el momento de los tratamientos con probióticos.
Perspectivas de la rotación de población
En la edad adulta, si bien hay un intercambio mínimo de C. acnes Las tensiones entre padres e hijos hacen que la rotación dentro de los individuos siga siendo muy baja.
Por otra parte, S. epidermidis Las cepas mostraron una mayor tasa de rotación, pero sin un intercambio significativo de linaje entre los miembros del hogar.
Esto sugiere una interacción compleja de factores, incluida la genética, los hábitos personales y el microambiente de la piel, que pueden influir en la dinámica bacteriana.
“Queremos entender por qué cada uno de nosotros tiene comunidades de cepas únicas a pesar del hecho de que existe esta accesibilidad constante y alta rotación, específicamente para S. epidermidis”, añadió Lieberman. “¿Qué impulsa esta rotación constante en S. epidermidis¿Y cuáles son las implicaciones de estas nuevas colonizaciones para el acné durante la adolescencia?”
El equipo del MIT planea investigar más a fondo cómo el momento de adquisición de la cepa bacteriana afecta la respuesta inmune y cómo se mantienen poblaciones de microbiomas únicas a pesar del contacto cercano dentro de las familias.
Fuente: MIT