Una nueva investigación revela que el 82 % de las personas que viven cerca de parques solares a gran escala apoyan o se muestran neutrales ante nuevos proyectos en su zona. Este hallazgo desmiente el estereotipo de "No en mi patio trasero", lo que podría allanar el camino para una infraestructura de energía solar más extensa.
Contrariamente a la creencia tradicional de que la gente podría resistirse a tener plantas de energía renovable en su vecindad, un nuevo estudio sugiere un fuerte apoyo o neutralidad hacia tales desarrollos entre aquellos que ya viven cerca de ellos.
Publicado En Frontiers in Sustainable Energy Policy, la investigación encontró que un impresionante 82% de los encuestados que viven a una hora a pie de instalaciones solares a gran escala apoyan o son neutrales sobre proyectos solares adicionales en sus comunidades.
“La mayoría de los vecinos de proyectos solares a gran escala existentes apoyan o se muestran neutrales respecto a proyectos adicionales en sus comunidades o sus alrededores, y solo el 18 % se opone”, declaró en un comunicado de prensa la coautora Sarah Mills, profesora asociada de práctica y directora del Centro para el Empoderamiento de las Comunidades del Instituto de Sostenibilidad Graham de la Universidad de Michigan. “Al igual que se ha documentado con la energía eólica, descubrimos que la explicación NIMBY (no en mi patio trasero) para la oposición a la energía solar era demasiado simplista e ineficaz para explicar la opinión de los vecinos”.
La encuesta
Actualmente, Estados Unidos alberga más de 4,000 plantas de energía solar a gran escala, cada una capaz de generar más de un megavatio de electricidad.
Algunas proyecciones indican que el país podría aumentar potencialmente su capacidad solar en 70 gigavatios adicionales al año durante la próxima década, lo que se traduce en aproximadamente 1,650 nuevos proyectos cada año.
El éxito de esta transición verde depende del impacto que estas plantas solares tengan en las comunidades que las albergan.
Para profundizar, los investigadores distribuyeron encuestas entre los residentes que vivían a menos de tres millas de proyectos solares instalados entre 2017 y 2021, preguntando sobre su apoyo a proyectos futuros y su experiencia de vivir cerca de los existentes.
Este esfuerzo integral produjo 979 respuestas de personas cercanas a 379 proyectos que van desde uno hasta 328 megavatios en 39 estados.
“Los proyectos solares a gran escala requieren aproximadamente de cinco a ocho acres de terreno por MW”, añadió Mills. “Los proyectos que estudiamos tenían un promedio de unas 400 acres. Pero algunos superaban las 2,000 acres, o tres millas cuadradas”.
Luz verde para el crecimiento
Los resultados fueron prometedores: el 43% de los encuestados tenía una opinión positiva sobre su proyecto solar local, el 42% era neutral y solo el 15% tenía una opinión negativa.
Los niveles de apoyo a los nuevos proyectos solares reflejaron estrechamente estos sentimientos: el 43% de los encuestados apoyaría nuevos proyectos, el 39% fue neutral y el 18% se opondría a ellos.
Para determinar los factores que influyen en el apoyo, el estudio empleó dos modelos: uno centrado en variables objetivas y el otro que incluía percepciones subjetivas de la calidad de vida y la estética.
Los factores objetivos, como el tamaño del proyecto y la fecha de instalación, mostraron correlaciones débiles con el apoyo.
Por el contrario, los factores subjetivos, en particular el impacto percibido en la calidad de vida de la comunidad, fueron más influyentes.
Un hallazgo interesante fue que los residentes más familiarizados con los proyectos existentes eran menos propensos a apoyar proyectos adicionales.
“No podemos asegurar que una mayor familiaridad implique un menor apoyo a la energía solar adicional”, añadió Mills. “Más bien, observamos que una mayor familiaridad se correlaciona con un menor apoyo. Nuestra hipótesis es que los residentes que ven el proyecto con mayor frecuencia sienten que su comunidad ya cuenta con la infraestructura necesaria”.
Sorprendentemente, muchos residentes desconocían los proyectos solares cercanos hasta recibir la encuesta, lo que indica una falta de participación comunitaria por parte de los promotores. Esta información es crucial para futuras iniciativas de construcción de infraestructura de energía renovable, lo que sugiere que una mejor comunicación y la participación comunitaria pueden fomentar el apoyo a nuevos proyectos.
Investigaciones futuras e implicaciones
Mills enfatizó que este estudio captura solo una instantánea en el tiempo y abogó por una investigación longitudinal para observar los cambios en las percepciones de la comunidad a lo largo de las distintas fases de desarrollo de proyectos energéticos a gran escala.
“Alentamos firmemente que en el futuro se realicen investigaciones longitudinales en ciencias sociales, por ejemplo, para recopilar datos durante las fases de planificación, desarrollo, construcción y operación de plantas de energía a gran escala”, agregó.
Fuente: Frontiers