Jubilarse en el extranjero aumenta el riesgo de soledad en los adultos mayores, según un nuevo estudio

Un estudio reciente destaca el mayor riesgo de soledad que enfrentan los jubilados que se mudan al extranjero. La investigación enfatiza la importancia de los sistemas de apoyo social para combatir la soledad emocional y social entre los adultos mayores.

Mucha gente sueña con pasar sus años dorados en un país soleado y más asequible. Sin embargo, un nuevo estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología indica que los jubilados que se mudan al extranjero pueden enfrentar mayores riesgos de soledad en comparación con quienes permanecen en su país de origen.

La migración internacional de jubilados es cada vez más popular en Europa y en todo el mundo. En redes sociales, se ve a toda la gente de Europa tomando el sol en España, a los jubilados estadounidenses mudándose a México y a los jubilados japoneses a Malasia —declaró en un comunicado de prensa la autora principal, Esma Betül Savaş, del Instituto Interdisciplinario de Demografía de los Países Bajos—. Aunque estos migrantes jubilados generalmente afirman estar felices, aún pueden tener dificultades para adaptarse a un nuevo país.

El estudio, publicado En un estudio publicado en la revista Psychology and Aging, se encuestó a 4,995 jubilados holandeses que vivían en el extranjero y a un grupo de comparación formado por 1,338 jubilados holandeses que optaron por permanecer en los Países Bajos.

Se preguntó a los participantes sobre sus sentimientos de soledad y sus relaciones con familiares, amigos y vecinos, tanto en su país de origen como en sus nuevos países.

La investigación examinó dos aspectos claves de la soledad: la soledad emocional, que surge de la ausencia de amigos cercanos o de una pareja, y la soledad social, que resulta de la falta de una red social o comunidad más amplia.

Los resultados revelaron que los migrantes jubilados experimentaban mayores niveles de soledad social en comparación con quienes permanecían en su país de origen. Esto ocurrió a pesar de que, en general, los migrantes jubilados tenían un nivel socioeconómico más alto y mejor salud que los jubilados no migrantes, factores que suelen asociarse con menores niveles de soledad.

Curiosamente, el estudio no halló diferencias significativas en la soledad emocional entre ambos grupos. Este resultado podría explicarse por el hecho de que muchos jubilados se mudan al extranjero con su cónyuge o pareja, lo que les proporciona una compañía cercana.

Sin embargo, los jubilados que informaron haber perdido el contacto con amigos y familiares cercanos de su país de origen experimentaron mayores niveles de soledad social y emocional. En cambio, los participantes que mantenían un contacto frecuente con sus vecinos y sentían un fuerte sentido de pertenencia a su nuevo país eran menos propensos a sentirse solos socialmente.

“Los adultos mayores pueden enfrentar un doble riesgo al jubilarse en un nuevo país, ya que son vulnerables a factores de riesgo de soledad, tanto relacionados con la edad como con la migración, y la soledad en sí misma es un factor de riesgo para consecuencias negativas para la salud”, añadió Savaş. “Es importante que quienes estén considerando migrar para jubilarse piensen en cómo pueden mantener sus vínculos sociales en su país de origen y forjar nuevos en su país de destino”.

Esta investigación destaca la importancia de contar con sistemas de apoyo social sólidos para los jubilados que contemplan mudarse al extranjero. A medida que la migración internacional de jubilados continúa en aumento, es cada vez más importante que los futuros migrantes evalúen los posibles desafíos emocionales y sociales junto con el atractivo de un nuevo lugar.

Fuente: American Psychological Association