Un estudio reciente publicado en The Lancet Healthy Longevity revela que dejar de fumar, incluso en etapas más avanzadas de la vida, ralentiza considerablemente el deterioro cognitivo. Este avance ofrece una nueva motivación para que los fumadores mayores dejen de fumar como medida preventiva contra la demencia.
En un nuevo estudio del University College de Londres, los investigadores han descubierto que dejar de fumar, incluso después de la mediana edad, puede retrasar significativamente el deterioro cognitivo.
El estudio, publicado En The Lancet Healthy Longevity, se analizaron datos de 9,436 personas de 40 años o más de 12 países, revelando que quienes dejaron de fumar experimentaron un deterioro cognitivo sustancialmente más lento en comparación con quienes continuaron fumando.
"Nuestro estudio sugiere que dejar de fumar puede ayudar a las personas a mantener una mejor salud cognitiva a largo plazo, incluso cuando tenemos 50 años o más cuando dejamos de fumar", dijo en un comunicado de prensa la autora principal, la Dra. Mikaela Bloomberg, investigadora principal en epidemiología social y estadística social en el Instituto de Epidemiología y Atención Médica de la UCL.
La investigación reveló diferencias notables en el deterioro cognitivo entre los dos grupos seis años después de dejar de fumar. Cabe destacar que el deterioro de la fluidez verbal se redujo a la mitad y el deterioro de la memoria se ralentizó un 20 % entre los exfumadores.
Estos hallazgos indican que dejar de fumar puede reducir el riesgo de demencia, aunque se necesitan más investigaciones para confirmarlo.
Estudios anteriores han demostrado mejoras cognitivas a corto plazo después de dejar de fumar, pero este estudio es fundamental porque extiende los hallazgos a los adultos mayores durante un período más largo.
Un deterioro cognitivo más lento se relaciona con un menor riesgo de demencia. Estos hallazgos refuerzan la evidencia que sugiere que dejar de fumar podría ser una estrategia preventiva para la enfermedad. Sin embargo, se necesitarán más investigaciones que examinen específicamente la demencia para confirmarlo, añadió el coautor Andrew Steptoe, profesor de psicología y epidemiología del Instituto de Epidemiología y Atención Sanitaria del UCL.
Los participantes del estudio procedieron de tres estudios longitudinales nacionales: el Estudio Longitudinal sobre el Envejecimiento (ELSA) en Inglaterra, la Encuesta sobre Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE) y el Estudio de Salud y Jubilación (HRS) en Estados Unidos.
El equipo de investigación comparó los resultados de pruebas cognitivas entre individuos que dejaron de fumar y aquellos que continuaron, asegurándose de que los grupos estuvieran emparejados en cuanto a puntajes cognitivos iniciales y factores demográficos.
Las diferencias en el deterioro cognitivo fueron marcadas. Tras dejar de fumar, los exfumadores experimentaron entre tres y cuatro meses menos de deterioro de la memoria y seis meses menos de deterioro de la fluidez verbal por año de envejecimiento, en comparación con quienes seguían fumando.
Estos hallazgos subrayan los posibles beneficios cognitivos de dejar de fumar, incluso en etapas posteriores de la vida.
Parece que, también para nuestra salud cognitiva, nunca es tarde para dejar de fumar. Este hallazgo es especialmente importante porque los fumadores de mediana edad y mayores tienen menos probabilidades de intentar dejar de fumar que los grupos más jóvenes, pero sufren desproporcionadamente los daños del tabaco —añadió Bloomberg—. La evidencia de que dejar de fumar puede favorecer la salud cognitiva podría ofrecer una nueva motivación convincente para que este grupo intente dejar de fumar.
“Además, mientras los responsables de las políticas se enfrentan a los desafíos del envejecimiento de la población, estos hallazgos proporcionan otra razón para invertir en el control del tabaco”.
El daño de la nicotina a la salud cerebral se debe en parte a sus efectos perjudiciales sobre la salud cardiovascular y a su papel en el fomento de la inflamación crónica y el estrés oxidativo, que dañan las neuronas. Este estudio demuestra que nunca es tarde para dejar de fumar y destaca cómo dejar de fumar puede generar importantes beneficios para la salud, incluyendo un deterioro cognitivo más lento.
Fuente: University College London

