Cómo la IA podría influir en la evolución humana a lo largo del tiempo

Un estudio reciente explora las posibles consecuencias evolutivas de la inteligencia artificial en los humanos, prediciendo cambios en el tamaño del cerebro, la capacidad de atención y las interacciones sociales.

La inteligencia artificial está transformando nuestro mundo de maneras sin precedentes, aportando comodidad y avances, pero también planteando profundas preguntas sobre su impacto a largo plazo en la humanidad. Un nuevo artículo escrito por Rob Brooks y publicado En The Quarterly Review of Biology se arroja luz sobre las formas en que la IA podría dirigir la evolución humana. El artículo, titulado “¿Cómo podría la inteligencia artificial influir en la evolución humana?”, analiza en profundidad los posibles impactos evolutivos de nuestras interacciones diarias con la IA.

En lugar de centrarse en escenarios dramáticos como la esclavitud humana o la aniquilación por parte de la IA, Brooks adopta un enfoque más gradual y científico. Establece un paralelismo entre la intrincada dinámica entre las interacciones entre humanos e IA y las relaciones bióticas naturales, como las que se dan entre depredadores y presas o entre huéspedes y parásitos.

“Las formas en que estas interacciones entre especies han dado forma a la evolución animal, incluida la evolución humana, pueden proporcionar alguna base para predecir cómo la IA podría influir en la evolución humana en el futuro”, Brooks señaló.

El artículo explora cómo las interacciones entre humanos e IA, que a menudo se asemejan a las relaciones sociales entre humanos, tienen el potencial de influir en varios aspectos de nuestra evolución. Estas interacciones, sostiene, podrían acelerar las tendencias hacia cerebros humanos más pequeños, cambiar las presiones selectivas sobre la capacidad de atención, afectar los tipos de personalidad e incluso afectar la susceptibilidad a los trastornos del estado de ánimo. 

Curiosamente, Brooks también examina cómo las aplicaciones de la IA en la búsqueda de pareja, las amistades virtuales y el sistema de justicia penal podrían transformar la intimidad y los comportamientos sociales humanos. Sugiere que el papel de la IA en estas áreas podría conducir a cambios evolutivos en la forma en que los humanos compiten por conseguir pareja y construyen intimidad.

Si bien estos cambios potenciales pueden parecer especulativos, encajan en patrones más amplios observados en la selección natural, que históricamente ha influido en todas las formas de vida en la Tierra, incluidos los humanos.

A pesar de estas perspectivas prospectivas, Brooks enfatiza la complejidad e imprevisibilidad de tales predicciones evolutivas.

“La dirección y el ritmo de la evolución pueden ser difíciles de predecir incluso para organismos mantenidos en condiciones controladas”, escribió. “Mucho más lo son las complejidades de predecir la selección y la evolución resultante de los humanos en un mundo en rápida evolución y rico en inteligencia artificial”.

El estudio reconoce que, si bien estos cambios evolutivos pueden alterar las frecuencias genéticas y los patrones de herencia, es probable que los efectos inmediatos en la vida individual, el bienestar y la evolución cultural sean más pronunciados. Esto refleja la naturaleza dual del impacto de la IA: tanto inmediato como a futuro.