Una nueva revisión del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano muestra cómo el “boosting” puede empoderar a las personas para tomar mejores decisiones, contrarrestar las influencias manipuladoras y fortalecer el autocontrol en un mundo cada vez más complejo.
En un mundo en el que los entornos de consumo explotan las tendencias humanas naturales, una nueva técnica de la ciencia del comportamiento llamada “boosting” está surgiendo como una herramienta poderosa para potenciar las habilidades de toma de decisiones. A diferencia del método tradicional de “empujoncito”, que dirige sutilmente el comportamiento, el “boosting” fomenta el autocontrol y mejora las habilidades de toma de decisiones. Este enfoque transformador es defendido por Stefan Herzog y Ralph Hertwig del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín.
“Los desafíos que enfrentamos hoy requieren más que empujoncitos sutiles. El impulso consiste en empoderar a las personas para que tomen el control de sus vidas y tomen decisiones que sean beneficiosas para ellas mismas y para la sociedad”, dijo Herzog, investigador principal del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, en un comunicado. comunicado de prensa.
En su reseña, publicado En la Revista Anual de Psicología, los investigadores exploran por qué el empoderamiento, la activación y la madurez son cruciales en las iniciativas políticas destinadas a controlar el comportamiento.
Nuestro entorno cotidiano —desde los anuncios de comida rápida hasta los algoritmos de las redes sociales— está diseñado para manipular el comportamiento con fines comerciales, lo que a menudo produce efectos adversos en el bienestar individual y social.
“Nuestro entorno de consumo está diseñado para explotar nuestras tendencias naturales”, añadió Herzog. “El impulso es esencial porque ayuda a las personas a desarrollar las habilidades necesarias para navegar y resistirse a estas fuerzas manipuladoras”.
Boosting se centra en dotar a las personas de habilidades esenciales para el mundo altamente ingenieril de hoy. Algunos ejemplos incluyen enseñar estadísticas básicas para comprender mejor las probabilidades o emplear técnicas de lectura lateral para verificar datos en línea.
Una forma sencilla de integrar el estímulo y el empujoncito es mediante el autoempujoncito, en el que las personas modifican su entorno para alinearlo con sus objetivos personales. Un ejemplo práctico es colocar los bocadillos poco saludables fuera del alcance para mejorar las opciones dietéticas.
Si bien el impulso tiene claras ventajas, Herzog y Hertwig subrayan que debería formar parte de una estrategia política más amplia. También son necesarios cambios sistémicos, como incentivos y regulaciones, para abordar los intrincados desafíos de nuestros entornos manipulados. Sin embargo, estos cambios a menudo enfrentan demoras o controversias, por lo que es vital dotar a las personas de las habilidades necesarias para mantener su autonomía mientras tanto.
Es fundamental que la aplicación de las medidas de refuerzo sea inclusiva y justa. Los responsables de las políticas deben garantizar que las medidas de refuerzo sean accesibles a todos los grupos socioeconómicos para evitar que se profundicen las desigualdades existentes.
Hertwig, director del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, advirtió contra la idea de colocar la carga de la responsabilidad únicamente sobre los individuos, especialmente aquellos que provienen de entornos desfavorecidos y pueden carecer de los recursos para participar en iniciativas complejas.
“El impulso debe ser aplicable y justo para todos”, afirmó Hertwig en el comunicado de prensa. “Nuestro objetivo debe ser dar a todos los ciudadanos la oportunidad de desarrollar las habilidades que necesitan para tener éxito en el mundo actual. Y el impulso tiene como objetivo apoyar la toma de decisiones activa y la acción autónoma, porque ambas son esenciales para nuestro bienestar, satisfacción vital y salud”.
Los investigadores destacan el potencial sin explotar de la ciencia del comportamiento para dar forma a las políticas públicas en nuestro mundo complejo. Abogan por una combinación integral de políticas que incluya no solo cambios sistémicos como regulaciones e incentivos, sino también enfoques conductuales como el impulso.